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sábado, 22 de febrero de 2025

El lago negro

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El lago negro
La maldición de las aguas oscuras

El Lago Negro, como lo llamaban los lugareños, era un lugar de silencio sepulcral y de sombras inquietantes. Se decía que en sus profundidades, bajo la fría superficie del agua, dormía una antigua maldición. Generaciones habían escuchado las historias susurradas al calor del fuego: historias de desapariciones inexplicables, de gritos sofocados por la noche, y del ahogamiento de infortunados que osaban acercarse demasiado a sus orillas.

Nadie conocía el origen de la maldición, pero todos temían su poder. Decían que era una entidad oscura, un ser sin alma nacido de la tristeza y la desesperación de quienes perecieron en sus heladas aguas. Algunos hablaban de un antiguo sacrificio, una ofrenda a deidades olvidadas que despertó una fuerzas sobrenaturales. Otros, susurraban que el lago mismo era un portal a un reino de pesadilla.

Una noche, un grupo de jóvenes, desafiando las leyendas y la superstición, se adentraron en el bosque que rodeaba el Lago Negro. Atraídos por la belleza oscura del lugar y por el desafío de probar su valentía, se lanzaron a una aventura que les cambiaría la vida para siempre. Bajo la pálida luz de la luna, el lago parecía un espejo oscuro y quieto, reflejando la fría mirada de los árboles que lo rodeaban.

Mientras se acercaban al agua, un viento gélido los azotó. Una niebla fría y espesa se levantó de la superficie del lago, envolviéndolos en un abrazo escalofriante. De pronto, desde las oscuras aguas, emergió una visión de horror: una cabeza enorme, con el rostro de un esqueleto terrible y ojos que brillaban con una luz azul fantasmal. Un grito sofocado escapó de los labios de los jóvenes antes de que la criatura los arrastrase a las profundidades del lago, una a uno, engulléndolos hasta que no quedó rastro alguno de su presencia.

Nunca más nadie se atrevió a acercarse al Lago Negro. El silencio regresó, más profundo y más inquietante que antes. Solo la oscura superficie del agua guardaba secreto terrible, el eco de gritos ahogados y la siniestra promesa de que la terrible criatura volvería a reclamar sus víctimas. El Lago Negro seguía ahí, esperando pacientemente, en la oscuridad y el misterio, esperando su próxima presa.

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