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sábado, 1 de marzo de 2025

Leyenda de la sombra verde

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La sombra verde
La sombra verde

Los árboles, altos y retorcidos, parecían susurrar entre sí, mientras la niebla se deslizaba por el suelo como un manto fantasmal. Los ancianos del lugar contaban historias sobre una criatura que habitaba en su interior, una entidad que se decía estaba hecha de vegetación y sombras.

La leyenda hablaba de la sombra verde, un ser que emergía de la tierra y las plantas. Su cuerpo estaba cubierto de musgo espeso y enredaderas, y sus ojos eran dos destellos amarillos que brillaban en la penumbra. Se decía que la sombra verde protegía el bosque a toda costa, y que aquellos que se atrevían a adentrarse en su territorio sin respeto no volvían jamás.

Un día, un grupo de jóvenes aventureros decidió desafiar la advertencia de los ancianos. Armados con linternas y una arrogante curiosidad, se adentraron en el bosque al caer la noche. La bruma envolvía todo a su alrededor, y el aire se tornaba pesado y frío. Mientras se internaban más y más, comenzaron a escuchar susurros extraños, como si el bosque estuviera vivo y les advirtiera que se detuvieran.

Sin embargo, la curiosidad pudo más que el miedo. Tras avanzar un poco más, se encontraron en un claro iluminado por la luna. Allí, un silencio abrumador se apoderó del lugar, y fue entonces cuando la sombra verde apareció. Los jóvenes quedaron paralizados al ver cómo se materializaba ante ellos, fusionándose con las sombras y la vegetación. Sus ojos amarillos brillaban intensamente, y su presencia emanaba una energía antigua y poderosa.

La criatura comenzó a moverse lentamente entre ellos, sus enredaderas serpenteando por el suelo. A medida que se acercaba, los jóvenes sintieron una extraña conexión con el bosque; podían escuchar los latidos de la tierra y los susurros de los árboles. Pero a la vez, comprendieron que estaban invadiendo un hogar sagrado. La sombra verde se detuvo frente a ellos, y en un instante, los jóvenes comprendieron el mensaje: el bosque no era un lugar para ser explorado sin respeto, sino un ser vivo que requería protección.

Asustados, los jóvenes dieron la vuelta y huyeron, sintiendo como las ramas y las sombras parecían guiarlos hacia la salida. Desde ese día, jamás volvieron a hablar de lo que habían visto, pero la leyenda de la sombra verde perduró. Los habitantes de los pueblos aprendieron a respetar el bosque de las sombras, dejando ofrendas de flores y semillas en su entrada, en agradecimiento por la protección que la criatura brindaba a la naturaleza.

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