![]() |
El despertar de los Antiguos |
Existía una leyenda que pocos osaban mencionar: la historia de los Antiguos, seres ancestrales que yacían dormidos en las profundidades de la tierra, aguardando un momento de caos para despertar y reclamar su dominio.
Todo comenzó una noche lluviosa, cuando el joven historiador Daniel decidió explorar una antigua cabaña abandonada en las afueras del pueblo. La estructura, cubierta de musgo y en ruinas, había sido objeto de rumores y supersticiones durante generaciones. Pero su curiosidad era más fuerte que el miedo.
Al ingresar, encontró en el suelo un símbolo tallado en piedra, rodeado por extrañas inscripciones en un idioma desconocido. Sin entender su significado, Daniel tomó una fotografía y continuó explorando. Sin embargo, en ese momento, un estremecimiento recorrió la tierra, como si el suelo mismo fuera a romperse.
De repente, un susurro profundo y guttural resonó en la cabaña, haciendo que las paredes temblasen. La tierra comenzó a agrietarse, y del interior de la tierra surgieron tentáculos, ojos que brillaban con un brillo antinatural y formas que desafiaban toda lógica. Los Antiguos despertaban, y con ellos, la oscuridad que había sido sellada durante siglos.
El pueblo, que había sido testigo de pequeños fenómenos extraños en los días previos, empezó a experimentar pesadillas y desapariciones. Los habitantes, atrapados en su miedo, intentaron cerrar la cabaña, pero era demasiado tarde. Los seres ancestrales extendieron sus brazos por toda la región, reclamando su reino de las sombras.
Daniel, atrapado en medio del caos, comprendió que había desenterrado no solo un símbolo, sino una puerta que no debía abrirse. Con un esfuerzo sobrehumano, logró escapar, pero al mirar atrás, vio cómo las criaturas emergían del suelo, cubriendo el pueblo en una neblina negra y pegajosa.
Desde aquel día, el pueblo quedó abandonado, y las leyendas sobre los Antiguos se convirtieron en advertencia para quienes intentaran jugar con fuerzas que no comprendían. Porque en las profundidades de la tierra, algo aún duerme, y en ocasiones, solo hace falta un pequeño despertar para liberar su horror ancestral.