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martes, 22 de abril de 2025

El último guardián de Aethelred

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El último guardián de Aethelred
El último guardián de Aethelred

En las profundidades de la antigua fortaleza de Aethelred, rodeada por bosques oscuros y montañas imponentes, se alza un guardián solitario, cuya presencia es tan enigmática como la misma fortaleza. Nadie sabe su nombre ni su historia, solo que desde hace siglos vela por un secreto que podría cambiar el destino del mundo.

El guardián, una figura encorvada por el tiempo, viste ropajes desgastados por las tormentas y lleva en su espalda una pesada armadura de hierro envejecido, marcada por cicatrices de batallas pasadas. Sus ojos, profundos y brillantes, reflejan una sabiduría adquirida en años de soledad y vigilancia constante. En sus manos, siempre firme, sostiene una antigua lanza que ha visto más amaneceres que cualquier otro mortal.

Su tarea es proteger la Sala del Corazón, un santuario secreto en el corazón del castillo, donde yace un objeto de poder incomprensible: un cristal de luz pura, que contiene la esencia misma de la vida. Se dice que si ese cristal cae en malas manos, el equilibrio del mundo se rompería, sumiendo a Aethelred en un caos eterno.

Cada noche, el guardián hace su ronda, recorriendo los pasillos vacíos y los muros que parecen susurrar historias de épocas pasadas. La soledad es su compañera, pero también su fortaleza. No busca reconocimiento ni gloria; su única misión es la protección silenciosa de aquel que no debe ser descubierto ni tocado.

Con el paso de los años, el guardián ha llegado a entender que su existencia es un acto de sacrificio y fe. La esperanza de que alguien, algún día, tomará su lugar o comprenderá el valor del secreto que custodia, le da fuerzas para seguir vigilando. Porque sabe que en su soledad, custodia la chispa que mantiene vivo el mundo, y que, cuando llegue el momento adecuado, su tarea será transmitida a quienes estén dispuestos a proteger el legado de Aethelred.

Y así, allí permanece, el último guardián, en silencio eterno, protegiendo aquello que debe permanecer oculto, en la sombra del castillo que aún guarda sus secretos más profundos.

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