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jueves, 13 de marzo de 2025

La maldición de la luna sangrienta

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La maldición de la luna sangrienta
La maldición de la luna sangrienta

En un pequeño pueblo rodeado de densos bosques, se contaba la leyenda de una antigua maldición que caía sobre aquellos que se atrevían a desafiar la noche. Cada vez que la luna se teñía de un profundo color rojo, los habitantes sabían que era el momento de encerrarse en sus casas y no asomarse bajo ningún pretexto.

La historia decía que hace siglos, un grupo de cazadores había encontrado un lobo gigante en el bosque, un ser que se decía era el guardián del lugar. En lugar de respetar su territorio, los hombres decidieron cazarlo y llevar su piel como trofeo. Pero el lobo no era un animal común; tenía el poder de transformarse en humano y, antes de que los cazadores pudieran acabar con él, lanzó una maldición sobre ellos.

Desde aquel día, cada luna llena, los hombres que habían participado en la cacería se transformaban en horribles hombres lobo, condenados a vagar por el bosque en busca de venganza. Con el corazón lleno de rabia, atacaban a quienes se cruzaban en su camino, dejando un rastro de terror en el pueblo.

Los ancianos del lugar advertían a los jóvenes sobre la maldición, pero la curiosidad y la imprudencia siempre llevaban a algunos a adentrarse en el bosque, desafiando la advertencia. Una noche, un grupo de chicos decidió explorar el lugar donde habían cazado al lobo. Riendo y burlándose de la leyenda, se internaron en el bosque.

Cuando la luna comenzó a brillar en su tonalidad escarlata, los ecos de aullidos resonaron entre los árboles. Los chicos, aterrados, intentaron regresar, pero un frío intenso los envolvió. De repente, vieron sombras moverse entre los árboles, figuras alzadas que se acercaban rápidamente. Eran ellos, los hombres lobo, con ojos que brillaban como brasas y garras afiladas como cuchillas.

Uno a uno, los chicos fueron atrapados en la oscuridad, mientras los hombres lobo se deleitaban en su miedo. A la mañana siguiente, solo quedó el eco de sus gritos, y el pueblo, una vez más, fue testigo del horror que se desataba cada luna roja.

Desde entonces, la leyenda se convirtió en un aviso: "Nunca desafíes la noche, ni busques la sombra del lobo, pues la maldición de la luna sangrienta siempre regresará." Y así, cada vez que la luna iluminaba el cielo con su luz carmesí, el pueblo recordaba a los valientes que se habían perdido en el bosque, temiendo que su destino se convirtiera en el de aquellos hombres lobo que una vez fueron humanos.

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